13 March 2018 – Guest contribution

La novela menos suiza del mundo

Por Martín Caamaño 

Vine a Looren para traducir la novela menos suiza del mundo. Casi 500 páginas de slang paulista sobre sexo, drogas y procrastinación. Imaginen a “The Dude” Lebowski amaneciendo en São Paulo. Confieso que la noche que llegué a Zúrich, mientras iba en el S14 a Hinwil —el pueblo donde queda la casa— pensé que todo había sido un gran error. No hablo alemán ni francés ni italiano, mucho menos el romanche o el Schwizerdütsch, y mi inglés rudimentario deja mucho que desear. ¿Qué clase de traductor era? ¿Qué iba a hacer ahí con mi slang paulista? 

Los días pasaron y ahora estoy en el mismo tren pensando que Looren —la casa misma— es un ser vivo en estado de traducción permanente. Desde hace un mes convivo con una rusa que traduce los diarios de Paul Klee con la cual, como quería Gombrowicz, nos comprendemos en el silencio; con una Patti Smith checa y sonriente radicada en Hamburgo que solo come una vez al día; con una italiana de Milán que come comida coreana y traduce del chino; con un brasileño que es capaz de musicalizar versos de Safo a capella y en portugués; una cubana que, mientras añora el calor de La Habana, traduce helados poemas del alemán; una pareja de catalanes con la deferencia de rebajarse y hablarnos en castellano con la misma delicadeza con que fríen panceta al mediodía, sin jamás perder la elegancia; una argentina que sufre de glosolalia pero a la inversa: habla a la perfección idiomas que ni conoce. Y otra que en las largas sobremesas nos lee los poemas que traduce durante el día y nos interpela con los libros que escribe. Todos, como divinidades del bosque, cantamos por las noches... 

Estamos en una torre de Babel erigida en el envoltorio del chocolate Milka, en un Gran Hermano de traductores trasmitiendo las 24 horas en vivo, una montaña mágica sin enfermedad y sin muerte donde cada minuto vale. Sí, fue un error. Un hermoso error. Pretendía escaparme de algo y me terminé encontrando. Vine a Looren a traducir y ahora me doy cuenta de que fue Looren la que me tradujo a mí.

Martín Caamaño es traductor, músico y escritor. Obtuvo una de las becas de residencia para traductores argentinos otorgadas por la Casa de Traductores Looren, Suiza, y el Ministerio de Cultura de La Nación, Argentina.

Fotos: Inés Garland y Martín Caamaño

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