Destellos de una reunión de traductores
Marija Zorkaja, Mónica Herrero, Guilherme Gontijo Flores, Martín Caamaño y Olga Sánchez Guevara camino a la reunión mensual de traductores de Zúrich, el 6 de febrero de 2018. Foto de Inés Garland.
Por Inés Garland
Nos invitaron a una reunión informal de traductores liderada por Fritz Senn y Ulrich Blumenbach en la Fundación James Joyce. Sabía que la reunión sería mayormente en alemán, y yo no hablo alemán. Pero también imaginaba que varios hablarían inglés, y, en su mail, Ulrich Blumenach me había dado la bienvenida y había reenviado mi consulta a los participantes, así que me senté a la mesa dispuesta a no entender. Tengo mis maneras de entretenerme, como le dije a Ulrich cuando se disculpó anticipadamente porque hablarían bastante en alemán. Quería meter las narices en este mundo que se me ofrece tan generosamente.
Bienvenidos. Willkommen. Bienvenue.
Debemos ser unas veinte personas, hombres, mujeres, distintas edades, aspectos muy diferentes. La mujer frente a mí tiene unos ojos tan azules. Fritz Senn, que un rato antes nos guiaba a través de la lectura del Ulises (pero ese es otro cuento), está ahora en la cabecera, muy callado, escuchando las idas y vueltas de la conversación.
Primero abordan mi pregunta. Cualquier traductor se ha enfrentado con el problema de traducción que me aqueja. El poema de Sharon Olds es uno de esos poemas que despiertan, como primera reacción, el deseo de saltearlos. Se llama “Pansy Glossary”, “Glosario de pensamientos”, los pensamientos flores, no los pensamientos de la mente, (primer problema). Las “pansies”, en inglés, tienen una ristra de sobrenombres con connotaciones sexuales. En español, los pensamientos están asociados a la nostalgia, a extrañar a alguien, se le manda un ramo a alguien que echamos de menos. En inglés son una fiesta. No conozco ninguna flor en español que tenga una cantidad igual de sobrenombres. Además esta tiene esas connotaciones porque se parece al sexo femenino y todo el poema habla de eso. Aunque haya otra flor que tenga esas connotaciones, es improbable que se parezca a una pansy. Entonces: ¿traduzco los sobrenombres en inglés aunque en español no existan? —Tickle-My-Fancy, Kiss her in the Buttery, Heartsease— ¿o hago una nota al pie? Es una pregunta elemental, pero quiero saber qué me dicen. Me dicen que no haga una nota al pie, que trate de traducir los sobrenombres, que rescate el erotismo de los sobrenombres, pero que en alguna parte cuente esto, cuente que la misma flor tiene connotaciones distintas en distintas culturas, que el poema habla de una educación anglicana, pero en ese punto, también habla de la educación católica o de cualquier educación represiva. Ojitos azules le dice algo a su compañero de la derecha y asienten. ¿Qué será? Antes de pasar a los problemas de traducción de Marija, compañera de estadía en Looren, un suizo que habla perfecto español (tuvo una novia española con una madre profesora de español que se ocupó de que quien podría haber sido su yerno hablara el idioma) me cuenta que en alemán, a los pansies-pensamientos se les llama “pequeña suegra” porque puede vérseles una cara fruncida, como si estuvieran enojados. Después alguien me dirá también que en varios idiomas “pansy” es una manera despectiva de llamar a un homosexual. Y pasamos a las cuatro páginas de dudas de Marija, que traduce el diario de Paul Klee del alemán al ruso y tiene dudas sobre algunas frases y palabras que no encuentra en ninguna parte. La conversación pasa a ser en alemán. Mónica trata de mantenerme al tanto, pero la libero de la tarea. No entiendo nada. Van pasando los ítems. Marija anota como posesa. En un momento pregunta algo y toda la fila de traductores frente a mí se pone a hacer un mismo gesto: sosteniendo algo imaginario con una mano golpean otro algo imaginario que sostienen con la otra mano y dicen palabras distintas en un alemán vehemente. Los franceses le dicen al amor “folie a deux”, locura de a dos. Acá son cinco frente a mí. Ni falta que hace que mire a los costados. Ulrich y Fritz, atentos al desmadre, mantienen la compostura.
Ulrich Blumenbach (a la izquierda) y Guilherme Gontijo Flores
Inés Garland es escritora y traductora. Su libro Wie ein unsichtbares Band fue galardonado con el Deutscher Jugendliteratur Preis en 2016.